Sobrevivir a los conflictos familiares durante las Navidades

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Sobrevivir a los conflictos familiares durante las Navidades

Los conflictos con la familia, las peleas o ‘malos rollos’, son tan clásicos en Navidad como el turrón o los villancicos

Que esas habituales tensiones nos amarguen la celebración, o salir indemnes de ellas, depende en gran medida de nosotros mismos. Darnos cuenta de esto, de la inevitable existencia del conflicto, es el primer paso para afrontarlo mejor y evitar arruinar nuestra vivencia de la Navidad.

Pero ¿por qué son tan frecuentes las tensiones familiares en Navidad?

El conflicto forma parte de todas las relaciones personales, especialmente de las relaciones de intimidad. Para el ser humano es muy importante el sentido de la pertenencia, y la familia es el primer grupo del que queremos formar parte. Sin embargo, aunque haya estrechos lazos afectivos, que seamos de la misma familia no implica necesariamente pensar igual o tener afinidad. La Navidad representa un momento de encuentro, nos juntamos con familiares con los que no tenemos tanto contacto el resto del año. Y las diferencias entre unos y otros, que subyacen en la relación durante todo el año, es más fácil que salgan a la luz al compartir más tiempo en las fiestas.

¿Qué podemos hacer para ‘tener la fiesta en paz’?

Lo primero que podemos hacer es rebajar nuestras expectativas, no esperar que todo sea perfecto. Así podemos vivir con más naturalidad esas situaciones que inevitablemente, aunque no queramos, es probable que ocurran.

Además podremos prever las situaciones en las que puede surgir la tensión para ensayar conductas más constructivas. Evitar dejarnos arrastrar por el malestar. También, si es nuestra pareja la que puede caer en la provocación o es generadora del conflicto, es positivo hablarlo y negociar antes de la celebración.

Tenernos en cuenta a nosotros mismos, dosificar los tiempos con la familia según nuestras necesidades, es otro buen recurso. No dejarnos llevar en exceso por la presión de la tradición y del grupo.

E intentar ver la parte positiva de esos momentos de encuentros. Ver lo que nos une, más que lo que nos separa, buscar puntos de encuentro. Disfrutar de la parte más agradable de la celebración, tratar de acercarnos a las personas más afines o buscar temas no comprometidos para hablar.

Pero una vez ha saltado la discusión, debemos tratar de no dejarnos arrastrar por ella. Intentar aceptar la situación para que no se convierta en el foco de nuestra atención y empañe nuestra vivencia de esos días.

¿Qué hacemos cuando identificamos la existencia del conflicto?

La  forma más habitual de afrontar el conflicto en las relaciones más próximas es no hacerlo, es decir, no afrontarlo. Y el resultado de esa actitud evitativa puede expresarse de dos formas bien distintas. Una primera forma, que no hace ruido, es silenciosa, en la que se decide mantener distancia y frialdad en la relación ante esas dificultades no resueltas. Es decir, hacer lo contrario a lo que nos invita la Navidad, evitar el encuentro emocional (aun existiendo la cercanía física). En otras ocasiones, no se oculta el malestar, pero se expresa de manera indirecta en situaciones que no tienen tanto que ver con lo que verdaderamente sentimos.  No es raro discutir por el plato que vamos a cenar en Nochevieja en lugar de expresar qué me duele en la relación con el ser querido.

¿Cómo podemos afrontarlo mejor?

Una vez asumimos que en toda familia hay situaciones que generan malestar y desacuerdo, y que si no se abordan es muy probable que se genere un distanciamiento progresivo, la mejor manera de gestionar un conflicto es hablar sobre ello, es decir, afrontarlo. Pero resulta necesario tener en cuenta algunas pautas para que ese abordaje resulte constructivo:

  • Cuando lo hablemos, debemos tratar de hacerlo desde la serenidad. Si perdemos el control podemos decir y hacer cosas de las que luego nos arrepentimos.
  • El objetivo debe ser reparar la relación, no buscar tener razón.
  • Para eso es importante escuchar al otro. No con la intención de responderle, sino de entender su punto de vista y ponernos en su lugar.
  • Aunque es mejor afrontarlo, es cierto que la Navidad no es el mejor momento para hacerlo. Es preferible buscar un momento de calma, en el que no haya mucha gente ni mucho en juego.

 

¿Y si la otra persona no está dispuesta a afrontarlo?

Desgraciadamente, en muchas ocasiones no encontramos receptividad por parte de la otra persona para abordar la situación. Poner la esperanza en que sea el otro o las circunstancias los que cambien tampoco nos ayuda. En ese caso, tenemos que poner todo nuestro empeño en vivirlo de otra forma, con la menor carga de sufrimiento posible.

¿Cómo puede ayudar la psicoterapia a afrontar los conflictos familiares?

En Psicoterapia, entre otras cosas, trabajamos sobre las dinámicas familiares que en muchos casos nos han generado y nos pueden seguir generando malestar.

Nuestras experiencias más tempranas en el seno familiar, van a condicionar cómo nos relacionarnos con los demás y con el mundo que nos rodea en nuestra vida futura. Somos seres sociales, estamos destinados a vivir nuestra afectividad en intimidad con nuestros seres queridos, sea con la familia de origen, con la propia que formamos o con estrechas relaciones de amistad.

En Psicoterapia ganamos mayor consciencia y comprensión de lo que sentimos, de lo que pensamos y de lo que hacemos.

Ese mayor conocimiento de nosotros mismos nos permitirá gestionar mejor las relaciones de intimidad que forman parte de nuestra vida. Por tanto no se trata de cambiar al otro o querer que desaparezca nuestra fuente de malestar. El objetivo es conocer con más profundidad qué nos pasa ante una determinada persona o situación, para así hacernos cargo de lo que sentimos y de cómo decidimos relacionamos con nuestra propia experiencia. Esto es en muchas ocasiones la mejor, a veces única, manera de vivir con más armonía y equilibrio.

Que tengas un feliz y armonioso Año Nuevo

Beatriz Megías y Manuel Paz

Beatriz Megías
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Médico y Psicoterapeuta en Ipsimed, Integración Psicomédica.
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Beatriz Megías
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