
30 Jun El verano y las pantallas: una combinación con ‘riesgos’ para niños y adolescentes
Con la llegada del verano y el cierre del curso escolar, niños y adolescentes disponen de más tiempo libre, menos estructura diaria y mayor acceso a dispositivos digitales. Lo que para muchos representa una vía de entretenimiento o conexión, puede convertirse en un uso excesivo y problemático de pantallas.
¿Por qué el verano agrava el uso problemático del móvil?
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Aumentan las horas de uso de móvil, videojuegos y redes sociales.
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Disminuyen las actividades presenciales con pares.
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El sueño se desregula fácilmente.
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Las familias, por trabajo u otras responsabilidades, pueden reducir la supervisión.
Señales de alerta: ¿cuándo preocuparse?
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Irritabilidad o ansiedad cuando no tiene acceso al dispositivo.
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Abandono de otras actividades (deporte, ocio, relaciones sociales).
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Alteraciones evidentes del sueño.
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Comparaciones constantes con otros en redes sociales.
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Dificultad para mantener la atención o aburrirse sin pantallas.
Cómo abordar el tema desde casa: claves para padres y cuidadores
Cuando se trata de regular el uso del móvil o las redes sociales, comenzar con una prohibición suele ser contraproducente. Es más efectivo iniciar una conversación. Preguntar cómo se sienten en redes, qué les gusta, qué les incomoda o agobia, abre un espacio de confianza. Validar sus emociones no significa aprobar todo, sino generar el vínculo necesario para regular el uso de forma conjunta.
Una vez abierta esa conversación, es más fácil pactar límites claros y realistas. Establecer horarios, definir espacios libres de pantallas —como las comidas o el rato antes de dormir— y proponer tiempos para actividades sin dispositivos ayuda a recuperar el equilibrio. Negociar estas pautas con ellos, en lugar de imponerlas, favorece la cooperación y la autonomía.
Y, por último, no olvidemos el impacto del ejemplo. Los adultos también usamos el móvil como forma de desconexión o evasión, y los adolescentes lo notan. Mostrar un uso equilibrado y consciente del dispositivo, incluso con nuestras propias dificultades, es una forma silenciosa pero muy poderosa de educar.
Alternativas saludables: ¿qué pueden hacer en verano además de estar online?
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Actividades físicas al aire libre (caminatas, natación, juegos en grupo)
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Voluntariados o actividades comunitarias para adolescentes
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Talleres creativos: arte, cocina, música, escritura
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Espacios de socialización no digital (grupos juveniles, campamentos urbanos)
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Lecturas guiadas o desafíos offline (retos, juegos de mesa, etc.)
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