
03 Feb Día Mundial de la lucha contra el cáncer: el papel de la Psico-Oncología en el proceso de la enfermedad
En este Día mundial de la lucha contra el cáncer, queremos poner luz sobre el papel esencial del psico-oncólogo/a, un profesional especializado en el acompañamiento psicológico de pacientes, familiares y equipos médicos.
Desde el impacto del diagnóstico hasta el proceso de tratamiento y recuperación, el psico-oncólogo/a ayuda a gestionar emociones, facilita la comunicación con el entorno y mejora la calidad de vida de quienes enfrentan esta enfermedad. Descubre en este artículo sus funciones y cómo su apoyo puede ser clave en cada etapa del camino de una enfermedad que se ha cronificado y requiere un acompañamiento especializado que ayude a reelaborar la identidad del paciente.
La Psico-Oncología es el campo de especialización de la Psicología encargado de comprender y actuar sobre las respuestas emocionales de los enfermos en cada etapa del cáncer, de sus familiares, y de los profesionales de la salud. Además de estudiar los factores psicológicos, comportamentales y sociales que afectan a la persona y su entorno en esta enfermedad. (Holland 1992)
Es, por tanto, un área de especialización que permite al psicólogo/a conocer, explorar y comprender los aspectos bio-psicosociales que comprenden el proceso de la enfermedad de cáncer en aras de poder acompañar al paciente y su entorno familiar a adaptarse a las demandas de la enfermedad y del equipo médico que lo trata.
¿Qué esperar de un/a psico-oncólogo/a?
La principal función del psico-oncólogo es de acompañamiento y facilitación de herramientas. Algo que suena muy sencillo, pero en la profundidad del impacto de la enfermedad y en la intensidad del proceso de cuidados, es una labor constante y muy cuidadosa que abarca una variedad enorme de campos de exploración e intervención.
La vinculación con la figura del psico-oncólogo es algo esencial para poder llevar a cabo las bases de apertura y confianza necesarias para que la intensidad de las emociones que se viven, se puedan ver sostenidas y se pueda notar el efecto y la eficacia de sus posibles intervenciones, estas son:
1.- Puede estar integrado en el equipo sanitario.
Cada vez son más los equipos sanitarios y/o los hospitales que incluyen la figura de apoyo. No es absolutamente necesario que esté integrado dentro del equipo hospitalario. Existen consultas ambulatorias con eficacia y una gran capacidad de trabajo. Sin embargo, los tratamientos de la enfermedad suelen llevar consigo unos efectos físicos limitantes en algún grado, por lo que, si el profesional trabaja dentro del equipo hospitalario, le permitirá adaptarse mejor a las necesidades de la persona con enfermedad y su familia.
2.- Trabajo a nivel sistémico.
La enfermedad es un impacto en todos los aspectos relacionales de la familia. Cuando una persona enferma, la red de cuidados familiares, se ve llevada a un replanteamiento de sus formas de cuidado y ayudas. La figura del psico-oncólogo podrá trabajar a nivel sistémico el impacto de la enfermedad en la familia y sus diferentes miembros. Por ejemplo:
- Dará espacio a los principales cuidadores para elaborar el significado del cambio de rol y permitirá espacios propios a los cuidadores, ya que, es normal, que todas sus prioridades psíquicas se vean dirigidas hacia el bienestar y la garantía de salud de la persona enferma. Esto hace tan difícil como importante poder entregar espacios de confianza y seguridad a los cuidadores para permitirles elaborar la situación de impacto emocional a la que se ven sometidos.
- Facilitará la comunicación entre miembros de la familia: Podrá ayudar a gestionar y elaborar la comunicación entre distintos miembros de la familia. Como por ejemplo, cómo comunicárselo a los niños y niñas de una determinada edad y cómo ir manejando las distintas situaciones de cuidados y elaboración de las noticias.
- Generará espacios de comunicación que faciliten la toma de decisiones. Cada familia, tiene su forma de entenderse y sus dinámicas de elaboración de decisiones. De esta manera, puede existir un equilibrio entre el respeto de cada miembro a saber más o menos información y poder sentir que la toma de decisiones respecto al tratamiento y la evolución de la enfermedad se toma de forma consciente y bien elaborada.
3.- Trabajo de forma grupal.
El impacto de la enfermedad, genera en la identidad del paciente y su familia un duelo por la propia salud que se ve reflejado en la gran cantidad de incertidumbre que, de golpe, aparece instalada en toda su percepción de la realidad que se vive. La terapia grupal funciona como una restauración de esta “nueva identidad” que se encuentra presente tanto en la persona con la enfermedad como en los miembros de la familia. Existen grupos para todos los estadiajes de la enfermedad, para la supervivencia que se da cuando se finalizan los tratamientos y toca “volver a la vida habitual” y también, para los cuidadores principales a los que se les facilitan grupos de cuidadores y, posteriormente, grupos de duelo.
4.- Trabajo como facilitador de la relación entre la familia y el equipo sanitario.
Tanto si el psico-oncólogo forma parte del equipo sanitario, como si está trabajando de forma ambulatoria, ejerce una función de facilitación de la comunicación con el equipo que trata al paciente. Para ello, ha de ser conocedor del sistema sanitario en el que trabaja, conocer los tratamientos a los que el paciente se somete y los recursos que pueden ser accesibles para que los cuidados a la persona enferma sean lo más completos posibles. Ayudará con la elaboración de preguntas al equipo sanitario, con la integración de la información recibida, con la concreción y evaluación de cierta sintomatología que pueda venir derivada del tratamiento o la enfermedad. Además, trabaja de forma multidisciplinar con contactos con diferentes recursos que complementen el cuidado. Este trabajo se suele realizar de la mano conjunta con los equipos de Trabajo Social que son tan esenciales en el impacto de la enfermedad y su proceso.
Como se puede observar, la labor de la Psico-Oncología es proporcional a la medida del impacto de la enfermedad en la vida de las personas. Comprende al paciente y a su entorno y se ve arropada por técnicas y campos de trabajo, cada vez más estudiados, que permiten facilitar que la identidad de la persona no se vea arrollada por la violencia del impacto de la enfermedad.
Esperamos con este post, haber alumbrado un poco esta figura tan importante, para que, si en algún momento se necesita, esté presente en el colectivo de las personas que atraviesan esta enfermedad la posibilidad y beneficios de solicitar ayuda en este campo.
Javier Monsalvo Saornil
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