Emociones positivas y salud

Emociones positivas y salud

Emociones positivas y salud

En los últimos años numerosos estudios han demostrado la gran asociación que hay entre los factores psicosociales, es decir, el estrés, la depresión y la ansiedad entre otros, y enfermedades como la enfermedad cardiovascular, las enfermedades autoinmunes y el cáncer.

Algo más novedoso aún es la investigación que estudia el fenómeno opuesto, es decir, la influencia que tienen las emociones positivas en nuestra salud. Se ha comprobado que no sólo disminuye la aparición de tener ciertas enfermedades, sino que pueden llegar a disminuir la mortalidad.

Psicología Positiva

Tradicionalmente, tanto la medicina como la psicología se han centrado especialmente en el déficit y la disfunción, y el principal objetivo ha sido el de resolver o mejorar los problemas de salud y los trastornos o síntomas que influyen negativamente en la salud del individuo. Sin embargo, a finales de los años 90, surge en la Psicología un nuevo modelo denominado “Psicología Positiva”, siendo el profesor Martin Seligman uno de sus principales representantes.

Esta nueva perspectiva surge motivada por la creciente necesidad de conocer la resistencia, los recursos y la capacidad de renovación de la persona. Da especial importancia a la capacidad de adaptación que tiene el ser humano, y a la posibilidad de encontrar sentido y crecimiento personal mediante el aprendizaje, así como también en el afrontamiento de las situaciones más adversas. Por tanto, la psicología positiva, a través de una cada vez más rigurosa investigación científica, pretende adquirir más conocimiento y recursos para promover que el ser humano logre alcanzar una mejor calidad de vida y una mayor sensación de bienestar.

Conceptos relevantes de la Psicología Positiva

Existe consenso en que la sensación de bienestar de las personas, relacionada con el concepto de felicidad, no parece estar tan influenciada por factores externos, como por elementos que se encuentran en el interior del individuo.

Por ello, una de las principales aportaciones de la Psicología Positiva ha sido la clasificación de las fortalezas personales, propuesta por Martin Seligman y Chris Peterson. Las virtudes y fortalezas son capacidades que la persona tiene, o puede adquirir. Trabajar en el desarrollo de estas fortalezas, permite al individuo alcanzar una mejoría de su situación personal, tanto si pretende superar una condición adversa, como una enfermedad, o si pretende lograr una mejoría en su sensación de satisfacción y bienestar. Esa clasificación identifica 24 fortalezas personales, que se agrupan en seis categorías: sabiduría y conocimiento, coraje, humanidad, justicia, moderación y trascendencia. Entre ellas tenemos la curiosidad e interés por el mundo, el pensamiento crítico, la integridad y honestidad, la vitalidad y pasión por las cosas, la capacidad de amar y ser amado, la generosidad, la capacidad de autocontrol y autorregulación, la modestia, la esperanza y la espiritualidad.

Otro concepto importante al que la Psicología Positiva le da especial relevancia es el de la Inteligencia Emocional, concepto que se ha difundido notablemente desde que Daniel Goleman publicase su libro titulado con el mismo nombre en 1995. La inteligencia emocional es la capacidad que permite al individuo percibir, identificar y comprender las emociones propias y las de los que le rodean. Esta capacidad le va a permitir, movido por el conocimiento propio y el de su entorno, establecer una armoniosa y creativa adaptación al mismo, y de una manera más duradera, desarrollar una vida cargada de sentido.

Pero ese proceso de desarrollo personal no está exento de dificultades. Junto al reconocimiento de las virtudes y cualidades de la persona, está el cómo la persona las utiliza para afrontar las situaciones adversas que se le presentan. La resiliencia sería la capacidad que tienen las personas de superar, con ayuda de recursos personales, y socialmente mediados, las situaciones adversas y las crisis propias de su momento evolutivo, haciendo de éstas una oportunidad para el crecimiento personal.

Por todo ello, si la persona gana en capacidad de identificar y mejorar sus fortalezas personales, aprende y desarrolla su inteligencia emocional, y pone en práctica una forma constructiva de afrontamiento de las situaciones adversas, va a conseguir una mayor presencia de emociones positivas. La experiencia de ganar en emociones positivas es lo que dará lugar a una sensación más persistente de satisfacción y bienestar con su propia vida.

Y es que el interés por las emociones positivas ha trascendido, y se ha incorporado también en el ámbito de la salud física. En el año 2008 Chida y Steptoe publicaron una revisión que recoge los resultados de 70 estudios y muestra que un estado psicológico positivo se asocia con una mayor supervivencia, tanto en sujetos sanos como en los que presentaban una enfermedad al comienzo del estudio. También han surgido estudios específicos de la psicología positiva en el ámbito de la enfermedad cardiovascular, siendo uno de los primeros el publicado por Davidson y colaboradores en el año 2010. En este estudio, publicado en el European Heart Journal, una de las más prestigiosas revistas de cardiología, se observa una disminución de la aparición de infarto de miocardio y otros eventos coronarios en personas con afecto positivo en un periodo de seguimiento de 10 años.

Vemos, por tanto, que los resultados de estos estudios recientes muestran una relación favorable entre las emociones positivas y la salud física. Además, muestran que esta asociación es independiente de la ausencia de los factores psicosociales negativos, como la depresión y la ansiedad. Es decir, que el beneficio no se explica por la ausencia de los mismos, sino que parece tener un efecto beneficioso propio e independiente.

Conclusión

Por ello, aunque es un área de investigación reciente y es necesario profundizar en su conocimiento, los datos con los que contamos en la actualidad sugieren que las intervenciones para aumentar el estado psicológico positivo podrían ser una herramienta muy útil en el ámbito de la salud física. Considerar la dimensión psicológica del individuo, tanto para identificar lo que está enfermo como para identificar y trabajar en el desarrollo de las potencialidades de la persona, puede ser un complemento muy eficaz para mejorar no sólo la calidad de vida y sensación de bienestar de la persona, sino también para adquirir una salud más fuerte y una mayor esperanza de vida.

 

Manuel Paz
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Fundador y Director de la Escuela de Integración Psicomédica, Ipsimed.
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Manuel Paz
manuel.paz@ipsimed.com

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